Balmoral2

Loquillo

Balmoral

Hoy nos toca morir, pero mañanavolveremos a vernos, con las copasllenas hasta los bordes y el amorhaciendo de las suyas en los rincones.Hoy nos vamos de viage y tenemosmás que unos pocos recuerdos en nuestro equipajecon ellos viviremos para siempreen la tibia burbuja de la esperanzaManolo, lo de siempreno te vayas a engañarvolverán nuestros pasos a BalmoralHoy nos toca llorar por las esquinaspero mañana mismo, muy tempranovolveremos a ser los camaradasque en tu barra prendieron fuego a la vidaManolo, lo de nuncano te vayas a engañarseguirán nuestros pasos a BalmoralCon tu fin Balmoral, se desvanecenlos cocteles de un mundo acribilladode juventud, nos queda tu memoriapor ello seguiremos en la trinchera.

... aquell racó del món

Balmoral es un bar mític del Madrid clàssic. Un d'aquells racons màgics del món. Tots tenim un lloc així, un local de joventut, un refugi, una segona llar. Ja es digui Plàstic, Stones o 30 nits, tots portem al cor un lloc on hem crescut, on hem rigut, après, on ens hem enamorat i on hem plorat, en definitiva, on hem viscut intensament. Tots tenim un Manolo. Aquell cambrer que només entrar al bar, ja sap que posar-te i on deixar-te la copa. També és l'amic que seu al costat compartint soletats i alegries.Baloral2 ens parla d'aquest món que s'acaba. D'un canvi, un gir en la vida. Però també ens parla que allò que ens ha fet creixer, allò que portem al cor, no mor mai.És un cant a l'esperança. Un cant a tots aquells romàntics que encara somiem. A aquells que segueixen calant foc a la vida, que segueixen a les trinxeres del món.Gràcies Senyor, per aquests racons del món, i per fer-t'hi present 

Cierran Balmoral y desde que recibí la noticia, soledad y tristeza marean mis días, como si el mundo que hasta ahora conocía se viniera abajo.Uno de los últimos referentes de un estilo de vida, que vivió sus momentos de gloria en el pasado siglo cierra sus puertas. Refugio de poetas y ladrones, de chicas mal de casa bien, de políticos después del hemiciclo, pintores con la cabeza llena de colores y actores con el personaje a cuestas entre función y función. Al amparo del ciervo y la bularda hemos escrito poemas, recivido secuencias del cine clásico, escrito la historia del siglo XX sin saberlo, ahora lo sé y el tiempo lo dirá. Esta vez va en serio, hacia tiempo que venía reciviendo señales de humo, llegamos al final de un ciclo, tengo la sensación de que ahora, como decía el poeta Gil de Biedma, "la vida iba en serio"... porque cierran Balmoral.Los bares influyen con el paso del tiempo y visto de una manera definitiva en tu crecimiento personal, dejan profunda huella en la memoria y a muchas de las personas que conoces con el corazón.Fue a finales de los 80 cuando atravesé el umbral de Balmoral por primera vez, un mediodía cualquiera con la excusa de un aperitivo, nuestro mánager de entonces nos llevó a Sabino y a un servidor para, entre Camparis y Martinis, convencernos de algo (ya no recuerdo el qué), pero tuvo que pasar una década hasta que me convirtiera en un asiduo cliente gracias a las contínuas invitaciones de Jaime Urrutia y sorprendido de que la cocteleria que frecuentaba se había convertido en un templo de la modernidad donde DJs, locas y petardas habían aparcado sus culos sin el mínimo respeto por la tradición.Quizás sea eso precisamente lo que ha determinado el cierra de Balmoral.En Balmoral el tiempo se detuvo, un anacronismo en tiempos de la especulación que no respeta nada.Marcó la diferencia, si señor.Porque a Balmoral no se venía a escuchar música. Tampoco a pasear el palmito, ni a figurar. A Balmoral se venía a conversar de lo divino y lo humano, a mirar a las mujeres que en pocas dosis aparecian de vez en cuando, ofreciendo ante nuestros ojos un sensual cruce de piernas. Se venía a ver a esos amigos a los que conocemos sin saber exáctamente a qué se dedican, a seducir a una chica, a decirle cosas bonitas y a creerte Luís Alberto de Cuenca por una noche, pero sobretodo se venía a beber. A beber con elegancia los combinados preparados por Manolo, mi amigo, mi barman... que sabe de mí más que y mismo y que hace unos días lloraba en mi nombre. A Manolo me lo presentó otro gran amigo, Óscar Aibar, en una de aquellas noches.Manolo ha dedicado treinta años al noble arte del cóctel.Ha influido dobre todos nosotros aunque él no sabe cuanto, y nos ha enseñado a beber.Recordaré sus consejos recibidos a altas horas de la madrugada, apurando la penúltima entre los fogones de la cocina.Recordaré esa barra legendaria que lo ha visto y oído todo.A Jorge Berlanga elevando el nivel de la noche.Guardaré en mi memoria la imagen de mi chica esperándome con un cigarrillo entre los labios, ella en Balmoral me hizo sentir protagonista de tantas noches triunfales.Cierran Balmoral.Y todo parece indicar que el tiempo ha vuelto a cambiar.Ahora tengo que salir del letargo.Y cuidarme de los idus de marzo Loquillo, 9-3-2006

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