Solo soy otro más
alzando la voz
por la bomba que ha caido
a tres mil quilometros
de mi comedor
Tu que has visto el dolor
convertirse en el rey
tu que has visto la carne quemada
ser víctima de cualquier fe.
Haz aún algo por mi
amigo haz algo más por mi
dime que aún es posible
taparle la boca de muerte al fusil.
Si sirviera de algo
aquí entrego este canto
para armar al amor
si sirviera de algo
me pongo en tu bando
armando el amor.
Hay quien busca el poder
hay quien da una canción
esa es la diferencia
entre la conveniencia
y la revolución.
Maldita sea la ley
y la política de salón
hace cinco mil años
que cualquier bandera
asfixia al corazón.
El cristià no pot quedar-se de braços creuats davant del món. El nostre Déu no és aquell que s'està entre núbols, sinó el que camina pels carrers i és "escarni de jueus i pagans". Jesús ens ensenya a "armar l'Amor" per la revolució del Regne a través de la subversió de l'Evangeli.
En quin bàndol ens situem? Al que busca el poder o al que dóna una cançó?
Necessitem que ens recordin que encara és possible, que el Regne és possible, però no n'hi ha prou en creure-ho, cal donar una cançó.
"El amor, ¡el codigo del Reino! Es una sola palabra clave, que resume todos los códigos éticos de la humanidad, los sublima y los depara en Jesús. Es el amor de fraternidad compartida que rompe y echa abajo toda clase de barreras, prejuicios, y ha de superar el odio mismo. (...) El amor, que es conflicto y que exige en los creyentes y en la Iglesia como cuerpo, la violencia moral. No he dicho violencia física. ¡Violencia moral! (...)
Amor que es conflictivo y que exige en los creyentes y en la Iglesia como cuerpo, la violencia moral. Ya dije que no veníamos aquí con machetes. No es ésta nuestra violencia. La violencia está en la Palabra de Dios, que nos violenta a nosotros y que violenta a la sociedad, y que nos une y nos congrega, aunque nos apaleen. Por lo tanto, el codigo se resume en una palabra, AMOR: contra el antiamor, contra el pecado, contra la injusticia, contra la dominación de los hombres, contra la destrucción de la fraternidad."
"Es peligroso ser cristiano en nustro medio. Es verdaderamente peligroso ser católico. Prácticamente ilegal (...) Porque necesariamente el mundo que nos rodea está fudado radicalmente en el desorden establecido, ante el que la mera proclamación del Evangelio es subversiva. ¡Y así tiene que ser!
Hermanos míos, algunos no quieren un dios en las nubes. No quieren a ese Jesús de Nazaret que es escándalo para los judíos y locura para los paganos. (...) En el cristianismo hay que estar dispuesto a par la propia vida en el servicio de un orden justo por salvar a los demás por los valores del Evangelio."